El champán, ¡la estrella de las fiestas en Francia!
Como cada año, el final de año es un momento crucial para las ventas de champán. Esta bebida burbujeante está indisolublemente ligada a la Navidad y a la Nochevieja, el 31 de diciembre. En Francia, está presente en casi todas las mesas, pues es sinónimo de fiesta y alegría. Y aunque los productores y las casas vinícolas intentan democratizar este espumoso repitiendo que puede disfrutarse en cualquier momento, y no sólo durante las fiestas y celebraciones (bodas, bautizos, etc.), no es menos omnipresente en fin de año. Recientemente también se han comercializado añadas orgánicas y ecológicamente responsables, ¡así que hay para todos los gustos!
Una bebida festiva imprescindible en esta época del año
Considerado un
vino espumoso de prestigioEl champán se asocia a menudo con las ocasiones especiales, sobre todo Navidad y Año Nuevo. Sus burbujas, su sabor y su color dorado lo convierten en el acompañante perfecto. Se sirve frío (entre 8° y 12°, según la cuvée) como aperitivo o con el postre, preferiblemente en copas, que conservan mejor la efervescencia que los vasos. Combina muy bien con aperitivos de pescado y marisco, foie gras y gougères. En cambio, es mejor evitarlo con platos muy salados o picantes. De postre, es delicioso con frutos rojos, almendras, peras, manzanas, pasteles secos y troncos. Con chocolate, no es la combinación perfecta. Y para postres muy dulces, es más apropiado un demi-sec.
Un vino espumoso en el origen de muchos mitos y leyendas
A lo largo de los años, beber champán durante las fiestas se ha convertido en una tradición, sobre todo en Francia. Si damos crédito a las numerosas leyendas ligadas a su historia, parece que adquirió su imagen festiva y lujosa en la época de los reyes de Francia, cuando eran coronados en Reims. En efecto, durante las coronaciones en la ciudad, se servía el vino local, que era... ¡champán! Y no fue hasta el reinado de Luis XV cuando este vino espumoso pudo transportarse en botellas. Antes, sólo podía transportarse en barriles. Asimismo, a pesar de la Revolución Francesa, ha conservado su imagen de bebida festiva por excelencia. Hoy es uno de los símbolos de Francia en el extranjero y se exporta a todo el mundo. Su atractivo es tan fuerte como siempre, y ha aparecido en numerosas películas, series de televisión y libros. En el subconsciente, sigue asociándose a la felicidad... ¡y a las fiestas!