La Clape

La denominación La Clape se distingue por su historia, su geología y su identidad. Remontándonos a la antigüedad, hace 600 años, el Macizo de la Clape se denominaba "Insula laci", formando una isla bordeada de lagos. Hoy en día, pegado al continente, el macizo de la Clape, que significa "montón de piedras" en occitano, ofrece un paisaje de contrastes, con el mar al este, llanuras aluviales bajas al oeste, estanques al sur y el monte Pech Redon elevándose 214 metros por encima de todo. En 1973, este paisaje salvaje y diverso se convirtió en parque natural protegido, sumergiéndonos en un entorno espectacular de cañones, garrigas, pinares y viñedos, con el mar a lo lejos. 

El clima mediterráneo marítimo de la región es especialmente seco, con casi 3.000 horas de sol al año. La proximidad del mar y los numerosos vientos (trece en total, incluida la tramontana) crean unas condiciones que contribuyen a mantener sanas las vides y a prevenir las enfermedades. El suelo alterna piedras planas, tierra roja, marga gris o amarilla y arenisca roja o verde. Todas estas características hacen que el cultivo de la vid sea ideal y confieren a los vinos un equilibrio entre potencia, por un lado, y frescura y mineralidad, por otro. La denominación La Clape produce un 80% de vinos tintos, elaborados a partir de mezclas de las variedades tradicionales de la región: garnacha, mourvèdre, syrah, cariñena y cinsault; y un 20% de vinos blancos elaborados a partir de bourboulenc, clairette, garnacha, picpoul, marsanne, roussanne y rolle.