Bonnezeaux

La zona de denominación de los vinos de Bonnezeaux se encuentra en una pequeña parte de un único municipio de la orilla derecha del Layon: Thouarcé. La AOC Bonnezeaux, reconocida por un decreto del 6 de noviembre de 1951, se clasifica entre los terruños excepcionales.

Con una superficie de aproximadamente 120 hectáreas, el viñedo de Bonnezeaux permite una producción de unos 2000 hectolitros al año. El terruño de Bonnezeaux se asienta sobre suelos desarrollados sobre pizarras areniscas de St Georges con vetas de cuarzo y ftanitas. El clima es de tipo oceánico templado, pero bastante seco, con diferencias de temperatura bastante pequeñas, lo que se conoce como la proverbial «suavidad angevina».

Este antiguo viñedo, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, se encuentra en la zona de producción de Anjou-Saumur, entre los viñedos de Nantes y los de Touraine, y se beneficia de los suelos típicos de los viñedos de las orillas del Loira, con creta, la inconfundible toba, arena silícea y arcilla. La denominación Bonnezeaux es la única de esta appellation. Las viñas están implantadas en las laderas del Loira, aguas abajo del pueblo de Thouarcé, con orientación suroeste y dominando el río Layon. El viñedo se beneficia de un microclima específico de influencia mediterránea.

Elaborado 100 % con la variedad Chenin, el vino blanco Bonnezeaux se produce siguiendo una técnica precisa propia de los mejores vinos blancos dulces y que se puede aplicar a variedades blancas como Sauvignon, Sémillon, Sauternes, Riesling o Pinot Gris. Se trata de la podredumbre noble, posible gracias a un hongo: el Botrytis, que se fija en los racimos de uva gracias a la humedad matinal de los meses de octubre y noviembre, particular en estas laderas del valle del Loira. Bajo la acción de este hongo, los granos de uva se tiñen de marrón, violeta y azul y acaban marchitándose. Es entonces cuando llega el momento de la vendimia.

La vendimia se realiza en varias pasadas sucesivas por los viñedos con el fin de recolectar manualmente solo las bayas con mayor concentración de azúcar. Se habla entonces de bayas «botritizadas» o «asadas». Es esta maduración excesiva la que confiere toda la dulzura y opulencia al vino Bonnezeaux, que deja en boca una impresión única de untuosidad.

El control de las condiciones de producción se realiza «por parcelas». Los vinos de Bonnezeaux presentan un color intenso, amarillo dorado con reflejos verdes, que evoluciona hacia el oro viejo con reflejos ámbar. Su potencial de guarda es de 10 años como mínimo y se prolonga hasta duraciones inestimables en las buenas añadas. El Château de Fesles, el domaine des deux Arcs o el Domaine des Petits Quarts ofrecen excelentes vinos de Bonnezeaux.

Cuando se planea comprar un vino Bonnezeaux, es imprescindible recurrir a determinadas añadas consideradas excepcionales. Las añadas 1989 y 2005 son imprescindibles, tan prestigiosas que se consideran las añadas del milenio. La compra de un vino Bonnezeaux 1929 o 1959 también sigue siendo una apuesta segura. Con un gran potencial de maduración, el vino blanco dulce Bonnezeaux puede conservarse fácilmente durante más de diez años en bodega, y las mejores añadas, mucho más.

Al igual que los mejores vinos blancos dulces, el vino Bonnezeaux revela todos sus aromas y su carácter acompañado de un foie gras entero o de un queso azul como el roquefort. También combina bien con postres elaborados con frutos secos, manzanas o peras. El color del vino Bonnezeaux es amarillo intenso con reflejos dorados y cobrizos, dependiendo de su madurez. En nariz destacan los aromas caramelizados y especiados, con predominio de las frutas confitadas. En boca es generoso, a la vez dulce y enérgico.