Barsac

La denominación de origen controlada Barsac se encuentra a 40 kilómetros al sureste de Burdeos, en la desembocadura del Ciron, un pequeño río que se une al Garona en su margen izquierda.

Las frías aguas del Ciron crean un microclima particular que favorece la formación nocturna de nieblas en otoño. Durante el día, estas nieblas dan paso al sol. Esta alternancia favorece el desarrollo de la podredumbre noble (Botrytis cinerea) que, al atacar la piel de las uvas, favorece su deshidratación. Su pulpa se transforma entonces en una especie de mermelada dorada, que concentra azúcares, jugos y aromas.

Los vinos de Barsac se caracterizan por una nariz intensa y profunda, con un bouquet cálido y elegante. Son potentes y nerviosos en boca, amplios y elegantes, con untuosidad, frescura y una paleta aromática de una riqueza poco común. Esta combina armoniosamente notas de miel, melocotón blanco, almendra, especias orientales, mango, piña, albaricoque seco, pan tostado o incluso tostadas con vainilla. Los vinos de Barsac son excepcionalmente persistentes y terminan con un final largo y muy perfumado, con agradables toques mentolados.

Los vinos de la AOC Barsac proceden de la variedad Sémillon, dominante en el ensamblaje, y de la variedad Sauvignon, con, en ocasiones, un aporte de Muscadelle. La elaboración de los vinos de Barsac se controla a la perfección en bodegas de renombre como Château Climens o Château Coutet.